Así como en la vida, en el campo empresarial también se debe aprender de los errores, es decir cuando hay problemas ya identificados y visibles se tiene que tomar decisiones rápidas y precisas.
No es posible padecer del mismo error siempre, no por implementar Lean, BPM, u otra herramienta de gestión ya se mejoro el proceso para siempre la mejora es CONTINUA, es decir se tiene monitorear, revisar y evaluar constantemente sino se vuele a incurrir en lo mismo.
Una de las mejores formas de mejorar es aprender de las
equivocaciones de los que ya han creado empresas. Éstos son algunos de
los fallos más habituales que cualquier futuro emprendedor debe tener en cuenta.
Seguir tendencias oportunistas. Una de las máximas
empresariales dice que hay que aprovechar las oportunidades, y es
cierto, pero con cautela y sin dejarse arrastrar por modas pasajeras que
no tienen en cuenta la realidad del mercado.
Pensar que el mercado es estático. Uno de los
ejemplos más conocidos de no cambiar atendiendo a las necesidades de los
clientes es el de Henry Ford. El creador de la marca automovilística
lideró el mercado durante 14 años con el Ford Modelo T.
Sin embargo, no asimiló las exigencias de los conductores y descuidó
a la competencia. Creyó que podía seguir haciendo lo de siempre y no se
dio cuenta de que su producto estaba evolucionando y firmas como
Citroën y Chevrolet, que incorporaban mejoras en el motor, los
accesorios y la estructura, comenzaron a hacerle sombra.
No proteger recursos esenciales de tu organización.
Samira Briguëch, una emprendedora que ha creado la firma de márketing y
relaciones públicas Samira & Sineb Consultores y una línea de moda y
complementos, comenta que aunque la mayoría de la gente es buena,
siempre te puedes encontrar con una oveja negra.
En su caso fue una empleada que le robó información clave de los
clientes para, posteriormente, ofrecerles servicios a un precio más
económico. Aunque finalmente logró salvar la mayoría de la clientela
explicando la situación, reconoce que de esta experiencia aprendió que
la confianza, siendo muy importante, no es incompatible con realizar una
política de seguridad sobre tus activos más estratégicos.
Una mala elección de los profesionales. El ejemplo
de Rusticae, la firma creada por Carlota Mateos e Isabel Llorens,
evidencia la importancia de planificar la selección del equipo de colaboradores.
En sus comienzos, estas empresarias veían natural contratar sólo a
personas conocidas, familiares y, además, todas mujeres. Diferentes
circunstancias, como siete embarazos, la salida de la firma de dos
amigas o un problema por una denuncia que resultó falsa, las llevaron a
replantearse la selección de personal y, aunque el feeling continúa
siendo un criterio de peso a la hora de contratar nuevo talento, también
buscan la riqueza que aporta la diversidad de sexos y de habilidades.
Mantener estructuras organizativas que generan cuellos de botella.
Para Javier Echaleku, fundador de Kuombo, una consultoría de comercio
electrónico y márketing, uno de los errores más recurrentes de los que
quieren crear su propio negocio es olvidarse de que emprender desemboca
en convertirse en empresario.
Normalmente se generan estructuras pequeñas en las que el creador de
la firma asume todas las responsabilidades. Todo tiene que pasar por
él. Lo que crea es un cuello de botella que ralentiza los procesos y
puede llegar a poner en peligro algunas operaciones empresariales. El
emprendedor debe asumir que hay áreas que debe delegar o externalizar.
Tiene que verlas no como una pérdida de control o como un gasto, sino
como una inversión.
Falta de comunicación interna. De Pablos y Blanco
recuerdan en su libro que, aunque los primeros meses de vida de una
empresa son una locura y todos trabajan sin cesar, no hay que perder la
comunicación con el resto del equipo.
Es fundamental que se establezca una rutina semanal o quincenal que
permita al grupo conocer el estado de las tareas, si se están
consiguiendo los objetivos y qué resultados reportan. Las sinergias que
se pierden por falta de comunicación e interacción se traducen
directamente a euros.
Llegar tarde al mercado sin conocerlo. Para entrar
mal en un área de negocio que no dominas, mejor no hacerlo. Telefónica,
observando las innovaciones en las redes 2.0, decidió lanzar su propia
red social, Keteke, en 2008. Confió en su posición de fuerza en el
mercado a través de Movistar y su red de ADSL, y realizó una inversión inicial de 10 millones de euros. El producto fue un fiasco.
El error no era tecnológico, sino conceptual. Keteke no aportaba
nada nuevo ni mejor de lo que ya había en el mercado y su usabilidad
tampoco era buena. Tras fuertes campañas de publicidad que no
funcionaron, decidieron cerrar y comprar algo ya establecido:
Falta de control de tesorería. Para Raúl Mata, fundador y CEO
de eGauss, hólding de negocios de tecnología, uno de los errores más
comunes es obsesionarse por la búsqueda de inversores y no por la
búsqueda de facturación y de clientes.
El fallo viene por no tener controlada la tesorería que se necesita
en el primer año y medio de vida. Hay que echar muy bien las cuentas y
calcular qué y cuánto necesitas. También es fundamental cobrar los
trabajos realizados, estableciendo plazos concretos para que te abonen
tus honorarios. De esta manera, se puede mantener un flujo de caja que
te permita hacer frente a tus pagos y generar ingresos.
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